Desde la primera vez que, siendo niño, me fascinó el torso desnudo de un hombre, sigo asombrándome ante la maravilla de sus formas. Que un hombre se quite la camisa es algo que, al estar aceptado socialmente en ciertos ámbitos, suele pasar desapercibido. Para mí -y sé que para ustedes también- es como si me montaran el mejor espectáculo erótico del mundo.
Merece ser promovido inmediatamente. Más si además juega en el bosque.
ResponderEliminarFabrice
Fabrice,
ResponderEliminarpor supuesto. Por lo pronto le damos la medalla de mejor empleado... ¿dónde se la pongo?
Viendo al ganador: no tengo dudas, realmente se lo merece. Pero he llegado tarde, cuando he entrado en el bosque, la moltitud no me ha permitido poder ni un solo pelo de él.
ResponderEliminar