Contrariamente a los gustos actuales en donde el tamaño sí importa, en la antigüedad, Grecia lideró la tendencia a valorar y admirar a los penes pequeños, que ensalzaban las virtudes esenciales de la masculinidad. Por tanto el miembro pequeño era un aspecto codiciado en el macho alfa. Pues los hombres ideales eran dioses, héroes, atletas, etc., y todos ellos eran representados con genitales minúsculos y nunca erectos, mientras que las vergas gruesas, a menudo excitadas, peludas y descomunales correspondían a los sátiros o a todo tipo de hombres que de las más altas virtudes descendían a los más oscuros vicios, a la decadencia y al caos. En definitiva, el pene grande, para los antiguos griegos, describía al hombre vulgar, salvaje y bárbaro. Tantas veces nos hemos intrigado por lo excesivamente pequeños que a veces aparecen los penes de las estatuas clásicas, pero claro, lo bello, era otra cosa. La galería de hoy no olvida aquellos principios apolíneos. Veamos:
La ecxitante y erotica de estos cuerpos saliendo del santo Santorum de una ducha, hace sucumbir al más frigido de los mortales. Y si no dispones de tiempo no me sorprendas en tal estado. Con el cuerpo limpio y templado se puede sublimar la concordancia sexual más minuciosa y torrida, hasta el punto de hacerte creer que lo que estás haciendo es una novedad insólita. Y si es con tu pareja o un sexo/amigo, dedicate a abundar en una sola variedad.
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ResponderEliminarCon la sutileza de una leve toalla que semioculta sus genitales, cuya ondulación deja adivinar su predisposición, y que en ocasiones permite entrever parte de su estimulante forma, simplemente hace solidarizar tu autónoma iniciando su rápida ereccion.
ResponderEliminarEsplendida serie y con un elemento de suspenso en muchas fotos: ¿cuando caerá o se sacará la toalla?
ResponderEliminarFabrice
Serie esplendida por seguro. Que se "Caiga el Sipario" osea la toalla!!!
ResponderEliminarTony
Una serie así como esta es única. La salida de la ducha, es la culminación de un grato momento bajo el chorro de agua calentita y las sucesivas jabonadas/enjuages. Ahora si a alguien se le cae el jabón dentro 😊 de la ducha, deberá observar si hay alguien detrás antes de agacharse. La toalla, cierra el circuito y de ahí que pueda suceder lo tan esperado: la toalla caiga sola o la dejen caer a propósito.
ResponderEliminarEvidentemente, lo que todos aquí esperan (según los comentarios) es precisamente lo que hace que un hombre envuelto en una toalla nos provoque un magnetismo difícil de evitar. Desde que tengo memoria, los hombres con sólo una toalla a la cintura en los vestuarios, duchas, etc., me han siempre fascinado. Sí, es la expectativa de que el nudo ceda, de ver algo más entre el pliegue de la toalla, de presentir el bulto variando de tamaño debajo de la tela, de imaginar atributos que todavía están ocultos y de fantasear acerca de cómo será aquello que no podemos ver.
ResponderEliminarMis toallas preferidas??? aquellas que están anudadas mucho más abajo de la cintura y dejan ver el comienzo del vello púbico y el inicio del culo. Imposible apartar la vista, imposible!